"Salí con las razones de la fiebre
y una tristeza absurda como el hambre,
y cuando en el corazón la sangre hierve
es de esperar que se derrame sangre
y una tristeza absurda como el hambre,
y cuando en el corazón la sangre hierve
es de esperar que se derrame sangre
(...)
Hoy necesito un canto piquetero
que me devuelva la voz silenciada,
que me abra por la noche algún sendero
pa' que vuelva mi vida enamorada..."
que me devuelva la voz silenciada,
que me abra por la noche algún sendero
pa' que vuelva mi vida enamorada..."
Un 26 de Junio de 2002 en la estación de Avellaneda caían asesinados por las balas de la policía Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, en el contexto de una cruda represión orquestada desde el gobierno provincial, al mando de Felipe Solá, y las oficinas de Balcarce 50, bajo las directivas de Eduardo Duhalde. Durante la represión también resultarían heridas otras 33 personas.
Maxi y Darío, de 21 y 25 años respectivamente, eran militantes del Movimiento de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón y aquel día se estaban movilizando junto a su organización reclamando por el aumento en los planes sociales. La respuesta llegaría en forma de sangre y plomo.
A 13 años de la Masacre de Avellaneda seguimos reclamando JUICIO y CASTIGO de los responsables políticos del asesinato de Darío y Maxi! Si Fanchiotti y Acosta apretaron el gatillo fue porque recibieron órdenes del poder político de reprimir violentamente la manifestación.
LA SANGRE DERRAMADA NO SERÁ NEGOCIADA
JUICIO Y CASTIGO A LOS RESPONSABLES POLÍTICOS
DARÍO Y MAXI PRESENTES, AHORA Y SIEMPRE!
